A medida que analizábamos nuestra pregunta y revisábamos las fuentes, concluimos que la mejor estrategia para hallar algunas respuestas sería a través de una encuesta. A medida que avanzábamos en la construcción colectiva de esta, nos fuimos dando cuenta que se generaban nuevas preguntas y nuevas hipótesis que podían ser comprobadas al aplicar este instrumento de investigación.
Esto también nos dio pistas sobre el conocimiento previo de las y los jóvenes investigadores de nuestro grupo, con relación al tema que estábamos abordando y de las cuestiones relativas que les generaban mayor curiosidad.
Las preguntas que se proponían para la encuesta se fueron anotando en la bitácora del grupo, tal como iban surgiendo y luego las fuimos revisando a medida que las digitábamos en un documento de word. Cuando teníamos el borrador terminado, lo discutimos con la asesora de ONDAS, escuchamos sus sugerencias y realizamos los cambios que consideramos pertinentes.
También, acordamos que la encuesta la aplicaríamos entre las y los estudiantes de los grados séptimo y once y entre adultos de ambos sexos que tuvieran entre 30 y 40 años de edad, ya que en este intervalo, se encuentran la mayoría de los papas de los estudiantes del grado séptimo que lideraron la investigación, esto con el fin de comparar los resultados entre los diferentes grupos de edad.
Finalmente, acordamos que la encuesta sería voluntaria y anónima para garantizar la intimidad de los encuestados y con este fin construimos un buzón donde los encuestados podían colocarla una vez finalizada.
En la próxima entrada hablaremos de como nos fue aplicando la encuesta.
